lunes, 26 de noviembre de 2012

La Isla. Parte IX

Amarras la barca a alguna piedra, no vaya a ser que tengas que volver a la antigua isla o buscar otra cercana si esa no es el paraíso que pensabas encontrarte.

Echas a andar. Quieres descubrir lo que esos parajes te van a deparar. Ves un pequeño monte, no demasiado alto y senderos que guían hasta la cima. Eso te hace deducir que si hay caminos puede que haya otras personas en el lugar, pues están muy bien pensados, hasta parece que forman alguna extraña figura entrelazándose. A tu alrededor no hay más que mar y vegetación, pero ni siquiera parece que haya animales.

Sientes la imperiosa necesidad de investigar lo que esa pequeña colina tiene pensado para ti y tu aventura así que decides seguir tu camino y no encuentras nada que te llame la atención. Llegas al pie de la montaña, sin embargo, ahora que estás ahí abajo ya no parece tan pequeña, es como si hubiese aumentado su tamaño a medida que te ibas acercando.

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