miércoles, 28 de noviembre de 2012

La Isla. Parte X

Zigzagueas por las rutas ya marcadas que te dirigen al punto álgido de tu recorrido. Te paras a mitad de camino a beber agua de un manantial que emerge con fuerza, como si estuviera aprisionada bajo tierra y necesitase ver la luz para ser libre. En parte es algo similar a lo que a ti te ocurre ahora mismo.

Te paras a pensar en todo lo que hasta ahora has hecho para llegar hasta ese punto y los pocos resultados que has cosechado, pero crees que algo tiene que haber en todo esto, que no es posible aparecer en una isla desierta situada en algún lugar que desconoces y todo eso te desconcierta.

¿Y si quizás es una prueba? ¿O un concurso de esos modernos de la "caja tonta"?  ¡¡Quién sabe!!

lunes, 26 de noviembre de 2012

La Isla. Parte IX

Amarras la barca a alguna piedra, no vaya a ser que tengas que volver a la antigua isla o buscar otra cercana si esa no es el paraíso que pensabas encontrarte.

Echas a andar. Quieres descubrir lo que esos parajes te van a deparar. Ves un pequeño monte, no demasiado alto y senderos que guían hasta la cima. Eso te hace deducir que si hay caminos puede que haya otras personas en el lugar, pues están muy bien pensados, hasta parece que forman alguna extraña figura entrelazándose. A tu alrededor no hay más que mar y vegetación, pero ni siquiera parece que haya animales.

Sientes la imperiosa necesidad de investigar lo que esa pequeña colina tiene pensado para ti y tu aventura así que decides seguir tu camino y no encuentras nada que te llame la atención. Llegas al pie de la montaña, sin embargo, ahora que estás ahí abajo ya no parece tan pequeña, es como si hubiese aumentado su tamaño a medida que te ibas acercando.

lunes, 5 de noviembre de 2012

La Isla. Parte VIII

Tras un par de horas de descanso, reemprendes el rumbo. Navegas y navegas. No te da llegado la hora de atracar, seguramente por estar impaciente en llegar a tu destino, cuando ansías algo con tanto ahínco. Estás cerca de Felicidad. Algo recorre tus venas, además del habitual líquido rojo. Remas y remas, ya nada te puede parar.

Llegas a tierra. Estás extenuado del esfuerzo, pero te sientes orgulloso de haber logrado tu objetivo. ahora sólo te queda disfrutar y ver qué hay allí. Descubrir un mundo hasta ahora ignorado. Tus pies se sienten cómodos, podrías caminar descalzo por allí para sentir aún más lo placentero que encuentras el tacto de la nueva arena.

sábado, 3 de noviembre de 2012

La Isla. Parte VII

Después de varias horas decides descansar, estás agotado, llevas una temporada sin buena alimentación y sin apenas descanso. Abres un coco, bebes su agua y comes un par de otras frutas que lograste recolectar antes de partir.

No ves nada extraño, el tiempo es agradable, no hay demasiadas olas y tampoco parece que ningún calamar gigante ni tiburones de película puedan estar acechándote, así que, te muestras tranquilo.

Echas un vistazo a lo lejos y observas que más o menos te encuentras a mitad de camino, pero has de llegar antes de que anochezca si no quieres pasar una noche alerta en medio de la nada sin saber lo que allí pueda sucederte. No parece que las corrientes te vayan a retrasar mucho así que no perderás tiempo.

martes, 30 de octubre de 2012

La Isla. Parte VI

Abres los ojos. Se resienten. La claridad ahoga tus pupilas. Sin apenas vacilar, te giras decidido y dispuesto a lanzarte a la mar. Acercas el bote a la orilla con algún alimento que será tu única compañía durante el trayecto. No hay demasiado oleaje, por lo que prevés una travesía tranquila, es más, estás dispuesto a disfrutar del viaje, adorando la manera en que el mar mecerá tu "buque".

Te subes. Coges los remos con fuerza. Fijas la mirada en el horizonte. No tienes prisa, has estado una buena temporada en La Isla, quieres ir sobre seguro. Apenas cuando llevas 200 metros, paras, te vuelves, es instintivo, por si acaso se te olvida algo en tierra, aunque segundos después te das cuenta de que nada se te podía olvidar, estabas tú y nada más, así que prosigues tu camino, en el que alguna aventura seguro que encontrarás.

domingo, 28 de octubre de 2012

La Isla. Parte V

El corazón te late a mil por hora. Casi no controlas tu pulso. Estás nervioso, ansioso, exultante debido a la satisfacción de un trabajo bien realizado, pero nadie se encuentra allí para ver la que consideras una obra de arte, y al fin y al cabo, es tu salvavidas. Todo este orgullo hace que como a los buenos barcos, debas ponerle nombre, por lo que decides llamarle Esperanza, no por el nombre de ninguna mujer importante en tu vida como pueda ser una abuela, sino por el hecho de que si no es por ella, todo se irá al garete, literalmente.

Echas una ojeada a la que ha sido tu casa este último tiempo. Suspiras. Cierras los ojos como si trataras de sacar una fotografía. Piensas en lo allí vivido. Deseas no volver más a ese lugar recóndito en el que has encontrado la inquietud más extrema y el desasosiego producido en esa temporada. Algo te recorre por dentro, nada bueno. No has encontrado ningún sentimiento gratificante que te saque una sonrisa. A la cabeza sólo te vienen imágenes de situaciones críticas en las que has experimentado en tu propia piel emociones fuertes, negativas, tristes. La definición gráfica de la desdicha se ve reflejada en ti, allí y ahora.

jueves, 25 de octubre de 2012

La Isla. Parte IV

Tras tallar varios tablones a la perfección, te das cuenta de que necesitarás algún material más para calafatear cada uno de los que talles, por lo que deduces que una buena cantidad de resina podrá servir, ya que no dispones de otro recurso, y aunque no sea la mejor opción, es la que hay. La asociación lingüística es simple, resignarse con la resina.

Varios días más tarde, parece que ya has conseguido tener una embarcación estable y lo suficientemente grande como para emprender la travesía y remar hasta la ribera que se haya frente a ti.

También has conseguido elaborar dos remos, aptos ya para el duro trabajo que has de realizar y que no te dejen tirado en el medio del mar, así como para resistir las fuertes olas a las que te puedas tener que enfrentar.

Está todo listo, el viaje ha de comenzar ya, sin ningún tipo de dilación.