lunes, 5 de noviembre de 2012

La Isla. Parte VIII

Tras un par de horas de descanso, reemprendes el rumbo. Navegas y navegas. No te da llegado la hora de atracar, seguramente por estar impaciente en llegar a tu destino, cuando ansías algo con tanto ahínco. Estás cerca de Felicidad. Algo recorre tus venas, además del habitual líquido rojo. Remas y remas, ya nada te puede parar.

Llegas a tierra. Estás extenuado del esfuerzo, pero te sientes orgulloso de haber logrado tu objetivo. ahora sólo te queda disfrutar y ver qué hay allí. Descubrir un mundo hasta ahora ignorado. Tus pies se sienten cómodos, podrías caminar descalzo por allí para sentir aún más lo placentero que encuentras el tacto de la nueva arena.

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